Los residuos de H&M y Zara Fast Fashion generan impacto ambiental

Pescadores caminando entre los desechos a lo largo de la costa de Accra.

Menos del 1% de la ropa usada se recicla para convertirla en prendas nuevas, lo que abruma a países como Ghana con descartes.

Rollos enredados de ropa empapada ruedan como cadáveres en las olas a lo largo de la costa de Ghana, uno de los mayores importadores de ropa usada del mundo. Los desechos que llegan en fardos se conocen aquí como obroni wawu, o ropa de los blancos muertos, una frase en el idioma local twi que busca asignar una razón a la inexplicable avalancha de prendas provenientes del extranjero. ¿Seguramente sus dueños no elegirían tirar tanta ropa?

En la playa de Chorkor, cerca de la capital, Accra, capa tras capa de detritos de países ricos forman una pared de más de 6 pies de altura, como estratos geológicos de diferentes épocas de la moda. Una sandalia Crocs se asoma por aquí, un polo azul de Ralph Lauren por allá, un sujetador rojo de Victoria's Secret más abajo. Tan sólido es el montón pútrido que encima se encuentran chozas, un barrio de chabolas construido literalmente sobre cimientos de harapos.